Un desafío apasionante que ocupó a arquitectos, constructores, inversores y un equipo ejecutivo con dedicación plena durante algo más de un año. Una finca espléndida, de antigüedad incierta, vuelta a construir en 1986, con una planta entera de viviendas completamente abandonada y varios desencuentros entre los vecinos que condujeron a la falta de mantenimiento.
Se unen 2 unidades para conformar una, de forma que de 4 viviendas resultaron un total de 2, más amplias y mejor distribuidas aunque sin renunciar a la posibilidad de regresarlas a su configuración original de las 4 viviendas independientes.